Revista :National Geographic.
Desnutrición ligada al calentamiento global
Las extremas olas de calor, la escasez de agua y los incendios forestales ligados a los devastadores efectos de la llegada de El Niño a mediados de 2015 están afectando a ocho millones de personas en Asia y Pacífico Sur. Durante 2016 la sequía seguirá arruinando las cosechas de muchos países, pronostica la Ocha en un nuevo informe. El calentamiento global en estado puro.
La falta de alimentos está provocando una crisis de desnutrición severa en África Oriental y Meridional. “Un millón de niños necesitan urgentemente tratamiento para la desnutrición en África. Dos años de lluvia escasa y la fuerte sequía, unidas a uno de los fenómenos climáticos más importantes en 50 años, están causando estragos en la vida de los más vulnerables, los niños”, ha declarado Leila Gharagozloo-Pakkala, directora regional de África Meridional de Unicef, la agencia de la ONU para la infancia.
"Los gobiernos están respondiendo con los recursos disponibles, pero se trata de una situación sin precedentes, agravada además por la subida de precios de los alimentos, lo que obliga a las familias a poner en práctica mecanismos de supervivencia drásticas como saltarse las comidas y la venta de sus activos".
El extremo contrario, el exceso de agua
Frente a los efectos de la sequía extrema en África, la Organización Mundial de la Salud alerta de las consecuencias contrarias en Perú, Ecuador, Paraguay y el sur de Brasil donde las fuertes lluvias ocasionadas por El Niño, podría aumentar la propagación del virus Zika, que se reproduce y sobrevive en aguas estancadas.
El fenómeno de El Niño ha pasado ya su momento crítico, el peor de los últimos 35 años según los meteorólogos, provocando sequías, inundaciones y ciclones, que cada vez son más frecuentes.
A pesar de que se espera que disminuya en fuerza durante los próximos seis meses, sus efectos en la agricultura, la salud y bienestar de los países en desarrollo podrían durar dos años o más a causa de las malas cosechas y las inundaciones prolongadas.
La escasez de alimentos por la sequía, las malas cosechas, el aumento del precio de los alimentos básicos que tiene que ser importados, y la falta de ayuda humanitaria debido a que durante el último año se ha centrado en los países afectados por el ébola y la situación en Siria, está provocando una de las crisis de alimentos y hambrunas más severas de las últimas décadas en África y Sudamérica.
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