Título: Pirotecnia Ecológica
Revista: National Geographic Febrero 2014
Resumen:
La agencia para la
Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos ( EPA) está
preocupada por los fuegos artificiales. No tanto por el ruido y el
humo, sino más bien por un producto químico tóxico que aporta el
oxígeno necesario para la combustión.
El culpables es el
perclorato, y se teme que pueda filtrarse en el agua potable. Una
primera investigación sugiere que podría obstaculizar la producción
de hormonas del crecimiento por parte de la tiroides, sobre todo en
niños y embarazadas.
Después de un castillo de
fuegos artificiales pueden caer fragmentos de esta sustancia al agua,
escenario típico en los espectáculos pirotécnicos. A esto hay que
añadir los restos de petardos que no se retiran, con lo que él
perclorato tarda en desaparecer.
Según un estudio
realizado en un lago de Oklahoma entre 2004 y 2006, los niveles de
este compuesto aumentaron después de un castillo de fuegos
artificiales, y tardaron de 20 a 80 días en estabilizarse, en
función de las condiciones meteorológicas.
Los químicos Darren Naud
y Mike Hiskey han encontrado una solución. La mayoría de los fuegos
artificiales fabricados por su empresa de Nuevo México tiene una
combustión más limpia debido al uso de oxidantes basados en nitrato
en vez de perclorato.
Esta variante, que
desprende poco humo, es ideal para espectáculos en interiores, como
los del Cirque du Soleil, pero en las exhibiciones al aire libre se
opta por productos importados de china, mucho más baratos.
Sin leyes que regulen el
uso del perclorato, los organizadores de festejos no estarán
dispuestos a gastar más dinero en pecados ecológicos.
David Sánchez Ruiz
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