miércoles, 16 de diciembre de 2015

Autopsia al cerebro de Einstein


La noche del 18 de Abril de 1955 moría Albert Einstein de una aneurisma de aorta. Había dado instrucciones de que se incinerara su cuerpo, pero sus deseos no se cumplieron. Einstein era sin duda dueño de un cerebro excepcional y por eso, al médico que le practicó la autopsia se le ocurrió robarlo, lo que le costó el puesto de trabajo. Lo troceó en 240 porciones  y los guardó en tarros de formol.
Aunque se han encontrado muchas configuraciones anómalas en el cerebro de Einstein y se han hecho más de media docena de estudios;  no hay ninguno que explique claramente el origen de su gran inteligencia y todos estos resultados han generado grandes contradicciones.
 Terence Hines cree que se ha creado un mito alrededor de algo que no tiene nada de misterioso y que las diferencias halladas en su cerebro son producto de la variabilidad morfológica. 
Britt Anderson encontró una zona cerebral era  más fina que las demás lo que el interpretó como que procesaba la información más deprisa que los demás. Varios neurocientíficos, más tarde, concluyeron que eso era una señal de disfunción.
También descubrieron que a  al cerebro de Einstein le faltaba un pliegue, lo que demostraba que éste tenía una habilidad especial para las matemáticas, pero el científico no era precisamente un genio de los números.
Dean Falk sugiere que las configuraciones anómalas del cerebro muestran unas habilidades matemáticas y visuales superiores “con sólo observar su superficie se aprecia que es un órgano único”.
Hay muchas hipótesis sobre el cerebro de Einstein, pero aún hoy en día no se pueden afirmar.


Revista: Muy Interesante
 MARÍA SÁNCHEZ PANIAGUA 4º

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