Antiguamente se pensaba que el lisosoma era un simple cubo de basura, n. Pero cada vez son más los indicios que señalan a esta vesícula como encargada de más cometidos que el citado, y algunos especialistas comienzan a considerarlo un centro de control del metabolismo celular.
Una línea de investigación en marcha indica que el lisosoma tiene la capacidad de percibir el estado nutricional de la célula y, por extensión, el del organismo entero. Cuando un ser vivo permanece en ayuno o padece hambre, el orgánulo indica a la célula que ha de fabricar más lisosomas para que sus enzimas movilicen las reservas de grasa.
Esa nueva visión del lisosoma trasciende el ámbito del metabolismo, pues parece también involucrado en la esperanza de vida y la longevidad. Algunos estudios han demostrado que cuando el orgánulo no funciona correctamente, el organismo no vive tanto, tal vez debido a la acumulación de los desechos celulares y de otros residuos.
Hay quien comienza a creer que el lisosoma podría ser el culpable de algunas enfermedades neurodegenerativas, a tenor de los estudios de algunos investigadores de la Universidad de Nueva York.
Fuente de Informacion Scientific American
Marta Esteban Hernández 4A
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