TÍTULO: ¿Un cardo carnívoro en nuestros campos?
REVISTA: Querqus.
ESPECIALIDAD: Biología.
NÚMERO DE LA REVISTA: 283.
FECHA DE PUBLICACIÓN: Septiembre de 2009.
RESUMEN:
Las plantas utilizan numerosas estrategias pasivas para evitar ser comidas, como desarrollar hojas y tallos espinosos o producir alguna sustancia tóxica.
En
el caso del cardo de cardadores o ´´Dipsacus
fullonum´´, a la
cubierta de espinas que recubre sus hojas y tallos, así como las que
protegen el acceso a las preciadas semillas de las inflorescencias
terminales, hay que añadir una curiosa defensa contra los muchos
invertebrados que buscan sus tejidos vegetales.
Con esta curiosa
defensa nos referimos a la disposición de las hojas opuestas en los
tallos, soldadas entre sí para formar una especie de recipiente a
modo de pocillo que se rellena con el agua de lluvia de forma que en
esta singular estructura quedan retenidos numerosos insectos, que ven
así truncado su acceso a las zonas más sensibles de la planta.
Dichos insectos van
descomponiéndose lentamente en el agua putrefacta. Podría tratarse
de un típico ejemplo de convergencia evolutiva, ya que la estrategia
es análoga a la de algunas plantas carnívoras, que retienen agua en
un receptáculo floral o en una hoja transformada donde se
descomponen los infortunados insectos que caen dentro.
De este modo, la planta pueda
absorber nutrientes esenciales que faltan en el suelo. No es el caso
del cardo de cardadores, cuyo mecanismo parece solamente defensivo.
Pero puede que en un futuro la
selección natural no permitirá el desarrollo de esta estrategia
nutricia a partir de la adaptación defensiva preexistente. No es la
primera vez que la evolución nos sorprende con soluciones
adaptativas de este tipo.
Sandra Hernández Paniagua 4ºA.
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