Los seres humanos están programados para sentir ansiedad, ya que es una herramienta importante para sobrevivir. No obstante, demasiada preocupación también acarrea problemas de salud. Por suerte, existen métodos universales para combatirla, y aquí los compartimos con ustedes.
Según el profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts James Carmody, hay formas de domar la angustia que se basan en unos pocos principios sencillos.
La preocupación se produce cuando la planificación necesaria en la vida de las personas deja de cumplir su función principal y ocupa tiempo sin ningún efecto positivo. Nos sentimos más felices cuando nos encontramos haciendo algo en el presente y nuestros pensamientos están centrados en la tarea.
Sin embargo, nuestro cerebro tiende a sabotear este estado idílico cuando se pone a vagar entre distintos pensamientos. De hecho, la mente de una persona común puede vagar hasta la mitad del día, pese a los costes para su estado emocional.
La atención consciente
La solución es la técnica de la atención consciente, consistente en observar la actividad de nuestra mente, afirma el especialista. Durante el entrenamiento de este tipo de atención, se les pide a los individuos que dirijan su atención a su propia respiración, y resulta que no es para nada fácil. En vez de enfocarse en la respiración, la mente vuelve a vagar y pensar en lo que hace falta hacer o lo que puede pasar en el futuro.
Mientras tanto, nuestro cuerpo se da cuenta de todas estas preocupaciones en forma de problemas de salud. Como resultado de la tensión del día a día, tendemos a buscar el alivio en algo que nos reconforte, como un tentempié, ver la televisión, el ordenador o el teléfono, beber algo o incluso tomar drogas. La atención consciente ayuda a volver al momento presente y superar estos deseos.
Así que, de notarte tenso y preocupado con pensamientos propios de la ansiedad, intenta centrar tu atención en tu respiración dondequiera que la notes en tu cuerpo, aconseja el médico. La tensión corporal se disipa de forma natural con el cambio de enfoque, y se produce una sensación de mayor calma. Los sistemas orientales como el yoga o el taichí se basan en los mismos principios, pues dirigen la atención al flujo de sensaciones que acompaña la secuencia de movimientos.
Yeray García Fontánez
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