España sí puede sufrir un tsunami; como cualquier región del planeta situada al borde de una falla continental (entre las placas euroasiática y africana). Eso sí, la probabilidad de olas de gran magnitud es extremadamente baja; la menos, así lo indica José Manuel Martínez Solares, jefe del área de Riesgo Sísmico del Instituto Geográfico Nacional. De hecho, no se produce un maremoto de cierta importancia desde hace cientos de años, y se espera que pasen otros cientos hasta que vuelva a producirse.
Pese a la información oficial, estos días nos hemos encontrado con una información emitida por un investigador del Instituto de Hidráulica Ambiental de Cantabria, Ignacio Aguirre, durante la conferencia 'Tsunamis' el pasado 3 de julio, en el marco de unas charlas de verano ofrecidas por la institución. En esta charla, el geógrafo afirmaba que “hay una gran amenaza de tsunami en España”, en declaraciones recogidas por la agencia de noticias Europa Press, y alertaba a las autoridades para cartografiar las zonas de riesgo e instruir a la población para saber cómo actuar ante “la capacidad devastadora brutal de los tsunamis”.
Por su parte, José Manuel Martínez Solares asegura, en una conversación con MUY INTERESANTE, que los terremotos marinos de magnitud considerablemente alta (de magnitud entre 6 y 7 o superior) que puedan afectar a la Península Ibérica se producen aproximadamente cada 1.500 o 2.000 años.
“Desde el terremoto de Lisboa (de magnitud 8,5) que asoló las costas españolas de Cádiz y Huelva en 1755, no se ha producido otro tsunami de las mismas proporciones en toda las historia, al menos, no con anterioridad al año 1000” explica.
“En otras zonas del planeta, la probabilidad de tsunami es mayor, y es posible que la frecuencia sea de unos 250 años. Pero no en España. No veremos próximamente un tsunami, ni tampoco nuestros hijos”, sentencia.
Con posterioridad al desastre de Lisboa, que dejó 2.000 muertos con el tsunami como causa directa, y otros 60 a consecuencia del terremoto, ha podido producirse algún tsunami imperceptible; el más grave de ellos, si acaso, se produjo en 2003, producido por el terremoto de Argelia, sin más daños que algunas embarcaciones en la costa de Menorca.
Samuel Fontánez Antón
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