Jeroglíficos
La
lengua egipcia apareció por primera vez por escrito en torno al año
3300 a.C. y se desarrolló de forma continua como lengua viva hasta
el siglo XIV d.C. El idioma experimentó una profunda evolución. En
las distintas regiones de Egipto se hablaban diferentes dialectos de
la lengua egipcia, en cambio la escritura jeroglífica da una
impresión de inmutabilidad. Aunque, se trata de una impresión
engañosa, y que a lo largo de la historia egipcia no
sólo hubo distintos sistemas de escritura, además de los
jeroglíficos,
sino que éstos evolucionaron de modo diferente. Aun así, algunos
principios básicos de la escritura jeroglífica se mantuvieron
siempre vigentes.
Animales,
plantas y objetos.
Los
jeroglíficos casi siempre en la representación de elementos de la
realidad de los antiguos egipcios. Estos signos fueron usados en un
principio como logogramas, es decir, signos cuyo significado es el
elemento que representan.
Aunque
llegaron a crear una gran variedad de jeroglíficos, los egipcios no
podían crear uno por cada cosa ni representar gráficamente cosas
abstractas. Era necesario encontrar un método para expresar nuevos
significados con los jeroglíficos ya existentes. Por
ejemplo, el signo que representa las banderolas situadas en los
pilonos –puertas de entrada monumentales– de los templos pasó a
designar el concepto de dios, dado que en los templos se guardaba la
estatua de la divinidad.
Pero
este método seguía siendo insuficiente, por lo que los egipcios
terminaron por crear un sistema de escritura fonética. Para ello
tomaron como punto de partida los jeroglíficos ya existentes, que
empezaron a utilizar de modo parecido a las letras de nuestro
alfabeto. Este método de escritura fonética tenía el
inconveniente de que había palabras que se escribían igual y que
podían confundirse. Para sortear este riesgo los egipcios
desarrollaron un ingenioso procedimiento, que consistía en incluir
al final de cada palabra un signo para indicar a qué clase de
objetos correspondía y distinguirla de esta manera de otras palabras
de igual ortografía. Estos signos son los llamados determinativos.
Familias
de palabras.
Gracias
a los determinativos se podía saber que la palabra en cuestión
correspondía, por ejemplo, a un tipo de planta concreta, como se ve
en los términos jaq.t
«puerros»,
o tjit
«tomillo».
Los mamíferos cuadrúpedos se indicaban con un determinativo
consistente en una piel de animal y su cola; así se designaba una
pantera, aby,
un chacal wenesh,
o un gato miw.
Para identificar los términos abstractos se usaba un determinativo
en forma de rollo de papiro sellado, ya que el papiro se asociaba con
el pensamiento conceptual. De este modo, el verbo «escribir» se
formaba con el signo de la paleta del escriba más el determinativo
que indica que se trata de un concepto abstracto. En cambio, el
«escriba» se designaba con el mismo signo de la paleta, pero con el
determinativo de un hombre sentado, para indicar que era un oficio.
Las
palabras podían contar con más de un determinativo, y durante el
Imperio Nuevo el número de determinativos empleados en cada palabra
se multiplicó. Dado que los jeroglíficos se escribían de forma
continua, sin espacios entre las palabras, los determinativos
cumplían también otra función no menos importante: la de ayudar a
localizar fácilmente el final de cada término.
Distintas
combinaciones.
Puede
decirse que la escritura jeroglífica consistía en una combinación
de signos de distintos tipos. Esto
puede ilustrarse en un nuevo ejemplo, el del verbo «salir»,
pronunciado en egipcio per
y
que se escribía con dos signos.
El
género y el número de las palabras se indicaban generalmente de
forma fonética. En cuanto al género, las palabras femeninas
terminaban en «t» . Sin embargo, en caso de que el término
designase a una persona, el determinativo podía indicar también el
género de la palabra, mostrando a un hombre o a una mujer sentados.
.
El plural, por su parte, se indicaba mediante el fonema w, además de
con un determinativo que indica pluralidad.
Los jeroglíficos, pues, más allá de su cautivador efecto estético, se convirtieron en un sistema perfectamente desarrollado de escritura.
Los jeroglíficos, pues, más allá de su cautivador efecto estético, se convirtieron en un sistema perfectamente desarrollado de escritura.
Marian
Hernández García.
Información
sacada de la revista: National geographic.
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