Así se cuela en el cerebro el nuevo coronavirus
Un nuevo estudio con más de 33 autopsias de pacientes con COVID-19 ha revelado la capacidad que tiene el coronavirus de infectar el cerebro.
No es alentador imaginarse al SARS-CoV-2 pudiendo llegar al sistema nervioso humano.
Empleando muestras de tejido de pacientes fallecidos, un equipo internacional de científicos ha descubierto cómo el nuevo coronavirus llega hasta el cerebro y cómo responde el sistema inmunológico una vez que esto sucede. Los resultados son preliminares pero no apuntan en una buena dirección para los seres humanos.
Se cree que la parte superior de la cavidad nasal humana (nasofaringe) es una de las primeras zonas de infección y replicación del SARS-CoV-2, y también podría ser un punto débil en las defensas de nuestro cerebro. Aunque nuestro órgano pensante cuenta con una barrera hematoencefálica que mantiene a raya las toxinas y los patógenos, algunos virus son especialistas en saltar esta barrera y colarse en el cerebro. Por desgracia, este nuevo coronavirus que nos golpea desde hace muchos meses, parece ser uno de ellos.
Según los expertos, el SARS-CoV-2 -al igual que otros virus- llega al sistema nervioso central a través de la nariz. No es un descubrimiento totalmente inesperado del rompecabezas que explica por qué una de cada tres personas con la COVID-19 cuenta con síntomas neurológicos, como pérdida del olfato ( anosmia) o del gusto (ageusia), dolores de cabeza, fatiga y mareos.
Los científicos han explicado en la revista Nature Neuroscience cómo utilizaron imágenes de microscopio electrónico en pacientes fallecidos por la COVID-19 y encontraron, por primera vez, partículas intactas de SARS-CoV-2 en la mucosa olfativa, la membrana que secreta moco en los tramos superiores de la nariz. De entre las distintas estructuras que conectan los ojos, la boca y la nariz con el cerebro, la mucosa olfativa es la que contiene la carga viral más alta, lo que indica que es el puerto de entrada más probable.
Pero el estudio añadió otra ruta posible: también descubrieron células inmunes activadas en el cerebro y la mucosa olfativa; esto es, ARN viral en la parte superior de la nariz, lo que sugiere que la infección siguió esta ruta, dándole una línea directa con el cerebro.
El material genético sobrante fue pequeño, pero esto podría deberse a que la autopsia se realizó, en promedio, un mes después de la muerte de la persona afectada con la COVID-19.
Según el estudio, las mismas proteínas halladas en el exterior del SARS-CoV-2 también se encontraron en las células de algunos sujetos que los investigadores identificaron como neuronas. De nuevo, evidencia que el virus está encontrando alguna forma de atravesar la barrera hematoencefálica y hacia el cerebro a través de las proyecciones largas y filiformes de los nervios olfativos.
“Estos datos apoyan la idea de que el SARS-CoV-2 puede utilizar la mucosa olfativa como un puerto de entrada al cerebro. Una vez dentro de la mucosa olfativa, el virus parece utilizar conexiones neuroanatómicas, como el nervio olfatorio, para llegar al cerebro ”, aclara Frank Heppner, autor del estudio y director del Departamento de Neuropatología de la Charité-Universitätsmedizin de Berlín.
Cómo se mueve el virus desde las células nerviosas no está claro.
"Nuestros datos sugieren que el virus se mueve de una célula nerviosa a otra para llegar al cerebro", añade Helena Radbruch, coautora del trabajo. "Sin embargo, es probable que el virus también se transporte a través de los vasos sanguíneos, ya que también se encontró evidencia del virus en las paredes de los vasos sanguíneos del cerebro".
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