El biólogo
Carlos Taboada se encontraba realizando un trabajo de campo para su
tesis doctoral sobre la coloración de
los animales cuando, al apuntar una rana arborícola con un haz de luz ultravioleta, descubrió para su
asombro que el anfibio ¡era
fluorescente!
La especie, denominada Hypsiboas punctatusla y con una amplia distribución en América
del Sur, ha sido catalogada como el
primer caso de fluorescencia natural entre esta clase de vertebrados por
un grupo de investigadores argentinos y brasileros.
A diferencia de las criaturas biolumiscentees, que generan su
propia luz por una reacción química o como consecuencia de una bacteria emisora
de luz, las biofluorescentes reciben la luz
y la proyectan a otra longitud de onda. Entre los vertebrados, la fluorescencia es un fenómeno
que se conocía en varios grupos de peces, aunque todavía no se sabe en detalle
cómo se genera. En vertebrados tetrápodos (es decir, con cuatro
miembros) este fenómeno es todavía más raro, y
solo ha sido visto en algunas especies de loros y de tortugas marinas.
Claudia González
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