Un año después de que el
zoológico de Buenos Aires, con 140 años de antigüedad, cerrara sus puertas y se
transformara en el parque que es en la actualidad, cientos de animales aún
permanecen tras sus rejas a la espera de que las autoridades competentes
decidan que hacer con ellos.
Los
promotores prometieron el pasado mes de julio que la mayor parte de los 1.500
ejemplares que habitaban en el zoológico de la capital de Argentina, serían enviados a varios santuarios localizados
tanto en el país como en el extranjero. Sin embargo los arreglos en firme para su traslado nunca se llegaron a
acometer. Y de hecho, el nuevo plan maestro anunciado
recientemente tampoco especifica cómo se logrará darles un hogar.
Muchos de los animales de lo que queda del Zoo de Buenos Aires están tan
acostumbrados a la vida en cautividad que los expertos temen que estos puedan
morir al no poder adaptarse a su nueva vida en libertad. Los
conservacionistas también han puesto el grito en cielo por la condiciones de
vida de las criaturas en el recinto, las cuales consideran anticuadas e
indignas según los estándares modernos. Además en otras de sus
críticas a la situación afirman que el nuevo plan del gobierno de la ciudad
ofrece muy pocos detalles sobre cómo se llevarán a cabo las supuestas mejoras
proyectadas.
Claudia González
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