martes, 6 de marzo de 2018

UN EXPERIMENTO PARA PREVER LOS EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

La pregunta: 
La idea es dotarse de un modelo que estudie la estructura del ecosistema de manera que tenga mayor capacidad de predicción. Al mismo tiempo se pretende determinar cuál es el punto crítico de supervivencia de cada ecosistema.

La hipótesis: 
La hipótesis es que, no importa el punto de partida, los ecosistemas convergen a lo mismo. Si el clima cambia lo harán también las especies y la estructura en la que viven. La idea que subyace es que la función de las especies es hacer uso de la energía disponible y el mundo vivo se organiza por sí mismo para explotarla.

El experimento: 
Iberian Ponds cuenta hoy con seis instalaciones ubicadas en diferentes puntos de España y Portugal, cada una de ellas con 32 pequeñas charcas o balsas artificiales circulares. Se distribuyen en cuatro climas diferentes: dos entornos semiáridos, uno mediterráneo, uno templado y dos alpinos. 
El equipo de investigadores de este proyecto puso a punto 192 de esos diminutos humedales, con alrededor de cien kilómetros de sedimento del área de estudio cada uno, junto con mil litros de agua. Desde entonces las comunidades vivas que ya estaban en el sedimento y el agua originales, por ejemplo productores primarios como bacterias y microalgas, se han ido desarrollando y manteniéndose con el sol y la lluvia.

Obtención de datos:
Cada charca del proyecto es un ecosistema cerrado, una copia de cómo funcionaria una laguna natural. Lo que se pretende es analizar las diferencias entre los estanques de una misma instalación y entre las distintas instalaciones. A partir de la red trófica que se desarrolla en cada charca se puede establecer su macroestructura: caracterizar el ecosistema y comparar su dinámica, para mas adelante, extrapolar los resultados a hábitats más complejos.




REVISTA: Quercus Diciembre 2017
Paula González Cividanes 

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