Este descubrimiento podría reescribir la historia de cómo colapsan las galaxias en el cosmos.
El comienzo del fin de nuestra galaxia está a unos pocos miles de millones de años. En este momento, el brillante disco de la Vía Láctea se proyectará para estrellarse contra su vecino más cercano, una galaxia espiral llamada Andrómeda. La fuerza de la colisión fusionará los agujeros negros en los centros de las galaxias, produciendo un remolino luminoso de ultra-gas de rápido movimiento conocido como cuásar.
Lejos del centro galáctico, en un planeta remoto llamado Tierra, el cuásar aparecerá inicialmente como un halo azul brillante en el cielo, tan brillante que brillará más que las estrellas. Pero los cuásares son propensos a los destellos cataclísmicos, que barren el gas y el polvo, los materiales de los que están hechos los soles, los mundos y la vida. Eventualmente, la galaxia se vaciará de todo su material para hacer nuevas estrellas.
Así es como mueren todas las galaxias, al menos según la teoría. Hasta ahora, nadie había capturado una galaxia en su fase de transición, después de la formación de un cuásar, pero antes de que haya perdido todos sus bloques de construcción estelar.
Ahora, en el marco de la reunión anual de la American Astronomical Society en St. Louis, Missouri, Allison Kirkpatrick, profesora asistente de física y astronomía en la Universidad de Kansas, ha anunciado el descubrimiento de los "cuásares fríos", galaxias con una gran cantidad de gas frío que aún pueden producir nuevas estrellas a pesar de tener un cuásar en el centro, un descubrimiento revolucionario que anula las suposiciones sobre la maduración de las galaxias y puede representar una fase del ciclo de vida de cada galaxia que hasta ahora no se conocía.
Cuásares fríos
Se trata de un tipo de galaxia increíblemente rara, que cambia radicalmente nuestra comprensión de cómo mueren las galaxias. Estos "cuásares fríos" serían galaxias increíblemente brillantes y moribundas en los confines más lejanos del cosmos.
Los cuásares son básicamente agujeros negros súper masivos rodeados de enormes cantidades de gas y polvo, lo que los hace súper brillantes, mucho más brillantes que una galaxia típica. Se pueden crear cuando dos galaxias se fusionan y sus agujeros negros chocan. Por ejemplo, nuestra galaxia, la Vía Láctea, está en curso de colisión con la vecina galaxia de Andrómeda. Este evento, que ocurrirá dentro de miles de millones de años, marcará el final de las dos galaxias y la creación de un cuásar.
El gas y el polvo comenzarán a caer en el centro del cuásar y serán expulsados al espacio. Los astrónomos han especulado que este punto es básicamente el final de la vida de una galaxia, cuando ha perdido la capacidad de formar nuevas estrellas y se vuelve "pasiva", pero Kirkpatrick y su equipo descubrieron que una pequeña fracción de estos cuásares fríos seguían formando nuevas estrellas. Los investigadores examinaron el cielo con telescopios de rayos X e infrarrojos y encontraron 22 cuásares a una distancia de 6 a 12.000 millones de años luz de distancia que muestran firmas inusuales. Parecían estar en las etapas finales de su vida cuando se los veía ópticamente; sin embargo, aún emitían una firma brillante de infrarrojo lejano con mucho polvo y gas frío.
Durante la conferencia de prensa, Kirkpatrick postuló que si pudiéramos acercarnos y ver uno de estos cuásares, sería como un dónut. En el centro de la galaxia veríamos una zona muerta, donde el cuásar ha expulsado la mayor parte del gas y el polvo. Alrededor del exterior, encontraríamos una región de formación estelar aún abundante con el gas y el polvo.
"Estas galaxias son raras porque están en una fase de transición", dijo Kirkpatrick en un comunicado de prensa. "Las hemos atrapado justo antes de que la formación de estrellas en la galaxia se apague, y este período de transición debería ser muy corto".
Los vientos increíblemente fuertes se moverían a través de la galaxia, por lo que este período solo duraría unos 10 millones de años, un abrir y cerrar de ojos en las líneas de tiempo del universo. Por lo tanto, estos cuásares fríos son increíblemente raros, y detectar uno es un paso importante para descubrir cómo las galaxias maduran, viven y finalmente mueren.
¿Es este el destino final de nuestra propia galaxia?
Kirkpatrick cree que sí. Sin embargo, faltan entre 3 y 4.000 millones de años para que eso suceda y tendremos otros problemas para entonces, como un sol en expansión listo para tragarse toda la Tierra.
El siguiente paso del equipo de científicos será intentar medir la velocidad a la que el gas y el polvo son expulsados de la galaxia, lo que permitirá a Kirkpatrick calcular cuánto tiempo pasan las galaxias en la fase de "cuásar frío". La astrofísica continuará buscando más objetos de este tipo, que ofrecen un vistazo a una fase poco comprendida de las historias galácticas.
"La astronomía es una ciencia única porque es pasiva. No podemos ver ningún proceso en tiempo real, por lo que estamos limitados por las instantáneas de diferentes galaxias que intentamos vincular. Cuanto más podamos completar esa imagen con instantáneas, mejor podremos contar esta historia. Y creo que encontré una nueva instantánea", concluye la experta.
Mario González Sánchez 4ºA
Web: Muy interesante
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