Recién incluido en el Parque Nacional de Cabrera, aporta hábitats y especies únicas.
El Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera ha sido ampliado a principios de este año con más de 80.000 hectáreas de superficie marina. Se ha convertido así en el más extenso de la red de parques nacionales españoles, incluidos los terrestres.
Uno de los sistemas que aún no se hallaban representados en la red eran los «veriles y escarpes de pendiente pronunciada». El parque de Cabrera incorpora ahora el escarpe de Émile Baudot, uno de los mayores del Mediterráneo, con más de 2000 metros de profundidad y unos 250 kilómetros de longitud.
Las aguas de Émile Baudot son conocidas por su elevada concentración de grandes especies migradoras, como cetáceos, mantas raya y tiburones, pero sus hábitats bentónicos también están aportando hallazgos sorprendentes. Justo antes de asomarnos al escarpe, observamos fondos blandos con altas densidades de crinoideos, braquiópodos y gusanos tubícolas.
También, a poca distancia de los enormes acantilados submarinos, existen algunas cuevas de profundidad que proporcionan cobijo a multitud de especies de peces, corales y equinodermos.
Sobre las escarpadas paredes, habitualmente cubiertas por antiguos arrecifes fósiles, se desarrollan comunidades de corales, gorgonias y esponjas (imagen de fondo), pero también medran moluscos como la ostra gigante (Neopycnodonte zibrowii), un bivalvo que puede vivir 500 años y que se creía extinto hasta su reciente redescubrimiento en 2009. En Émile Baudot se encuentran las agregaciones más profundas de este molusco registradas en el mundo.
Entre los grandes farallones aparecen especies de peces típicas de los fondos batiales, como los granaderos (Macrouridae), los peces víbora y diablo (Stomiidae), los anguiliformes o los móridos, entre otros, pero también crustáceos de profundidad, como los camarones soldado (Plesionika spp.), las langostillas (Galatheoidea), las langostas (Palinurus spp.) o la centolla de fondo (Paromola cuvieri). Esta última levanta las patas posteriores para sujetar objetos (gorgonias, esponjas, pero también basuras marinas) con los que esconderse y protegerse.
Las primeras investigaciones en la zona han sido suficientemente reveladoras como para conseguir que el escarpe haya sido incluido dentro del parque nacional, pero las grandes paredes submarinas aún tienen muchos descubrimientos que ofrecer.
Alejandro Herrero 4ºA
INVESTIGACIÓN Y CIENCIA
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