Tendemos a copiar, unos de otros, toda
clase de descripciones y representaciones de la naturaleza. De modo que a veces
viajan juntas las informaciones fiables y erróneas.
Un científico que cometa un error, formule
una apreciación inexacta o caiga en una concesión a la fantasía, da igual que
sea de modo consciente o inconsciente, puede iniciar una secuencia de errores
encadenados. A medida que subsiguientes autores copien, unos de otros, la información
errónea, ésta se perpetuará hasta encontrar quien la desenmascare.

Posteriormente se consultó la descripción original
de Thevet, donde puede comprobarse como el cuerpo del animal era totalmente
distinto a la descripción de Conrad Gessner, el autor del que hablé
anteriormente.
REVISTA: Quercus, Junio 2018
Paula González Cividanes
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