Cada vez hay más evidencia científica que
avala que los monocultivos son el gran mal de los polinizadores. Así se deduce
un reciente estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B y liderado
por la Universidad de Göttinguen. Según esta investigación cuando un paisaje
agrícola está formado por campos de cultivos de tamaño pequeño y forma
irregular el número de insectos polinizadores y su diversidad se dispara. Esto
se debe a que en estos paisajes hay más márgenes. Estos espacios entre cultivos
son un espacio vital para mantener unas buenas poblaciones de insectos polinizadores,
indica el estudio, que se hizo en más de doscientos paisajes agrícolas
diferentes de Francia, Reino Unido y España.
REVISTA: Quercus, Abril 2018
Paula González Cividanes
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