miércoles, 18 de marzo de 2020

¿Los animales también se emborrachan?



En el verano del 2012 en el noroeste de Inglaterra se detectó un comportamiento anómalo en una población de mirlos (Turdus merula). Estas aves eran incapaces de emprender el vuelo y mantener el equilibrio, motivo por el cual se veían obligadas a mover continuamente sus alas.

A pesar de todo, muchas de ellas caían al suelo permaneciendo inmóviles durante horas, incapaces de alcanzar la verticalidad, e incluso un considerable porcentaje de los mirlos llegaron a fallecer.

El equipo de veterinarios encargados de analizar las causas de este extraño comportamiento descubrió que estas aves paseriformes tenían elevadas concentraciones de etanol en su organismo.

En las autopsias que practicaron revelaron que en el estómago había bayas de serval, un fruto que puede ser infectado –como había sido el caso- por una levadura fermentadora de los azúcares de la baya, lo cual se traduce finalmente en la producción de etanol. En otras palabras, la levadura había sido la responsable del botellón colectivo de los mirlos.

Catalin Nicusor Pavel

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