Las estrellas que se formaron en esta región central tenían una masa combinada posiblemente tan alta como unas pocas decenas de millones de soles. Este descubrimiento echa por tierra lo que se había aceptado hasta ahora, que defendía que la formación de estrellas había sido continua.
Este estallido de actividad, que debe haber dado lugar a la explosión de más de cien mil supernovas, fue probablemente uno de los acontecimientos más enérgicos de toda la historia de la Vía Láctea, señaló el astrofísico Francisco Nogueras-Lara, primer autor del estudio y adscrito al Instituto Max Planck de Astronomía en Heidelberg (Alemania). Cuando se produce un estallido, se forman muchas estrellas masivas. Estas estrellas tienen una vida más corta que las estrellas de menor masa, llegan al final de su vida mucho más rápido y mueren dando lugar a violentas explosiones de supernovas.
Las condiciones en la región estudiada durante este estallido de actividad deben haberse asemejado a las de las galaxias 'estallido estelar', que forman estrellas a tasas de más de 100 masas solares por año, añade Nogueras-Lara. Hoy en día en la Vía Láctea se forman estrellas a un ritmo de una o dos masas solares por año.
La investigación, publicada en Nature Astronomy, está financiada por el Consejo Europeo de Investigación y ha sido posible gracias al instrumento HAWK-I del telescopio VLT de ESO en el desierto de Atacama (Chile). Esta cámara es sensible a los infrarrojos y puede ver a través de las nubes de polvo. Con ella se ha obtenido una imagen muy detallada de la parte central de la Vía Láctea que ha permitido el descubrimiento. La imagen muestra la región de estrellas, gas y polvo más densa de la galaxia, además de un agujero negro supermasivo, con una resolución angular de 0,2 segundos de arco. Esto sería comparable a ver un balón de fútbol en Zúrich desde Múnich.
En el estudio se han analizado más de tres millones de estrellas, cubriendo un área correspondiente a más de 60.000 años-luz cuadrados a la distancia del centro galáctico (un año-luz es aproximadamente 9,5 billones de kilómetros).
Este estallido de actividad, que debe haber dado lugar a la explosión de más de cien mil supernovas, fue probablemente uno de los acontecimientos más enérgicos de toda la historia de la Vía Láctea, señaló el astrofísico Francisco Nogueras-Lara, primer autor del estudio y adscrito al Instituto Max Planck de Astronomía en Heidelberg (Alemania). Cuando se produce un estallido, se forman muchas estrellas masivas. Estas estrellas tienen una vida más corta que las estrellas de menor masa, llegan al final de su vida mucho más rápido y mueren dando lugar a violentas explosiones de supernovas.
Las condiciones en la región estudiada durante este estallido de actividad deben haberse asemejado a las de las galaxias 'estallido estelar', que forman estrellas a tasas de más de 100 masas solares por año, añade Nogueras-Lara. Hoy en día en la Vía Láctea se forman estrellas a un ritmo de una o dos masas solares por año.
La investigación, publicada en Nature Astronomy, está financiada por el Consejo Europeo de Investigación y ha sido posible gracias al instrumento HAWK-I del telescopio VLT de ESO en el desierto de Atacama (Chile). Esta cámara es sensible a los infrarrojos y puede ver a través de las nubes de polvo. Con ella se ha obtenido una imagen muy detallada de la parte central de la Vía Láctea que ha permitido el descubrimiento. La imagen muestra la región de estrellas, gas y polvo más densa de la galaxia, además de un agujero negro supermasivo, con una resolución angular de 0,2 segundos de arco. Esto sería comparable a ver un balón de fútbol en Zúrich desde Múnich.
En el estudio se han analizado más de tres millones de estrellas, cubriendo un área correspondiente a más de 60.000 años-luz cuadrados a la distancia del centro galáctico (un año-luz es aproximadamente 9,5 billones de kilómetros).
Yeray García Fontánez
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