Tuve personalmente la suerte, o la desgracia, de experimentar lo que se siente en un bombazo submarino durante una inmersión de buceo en Indonesia, donde algunos pescadores desaprensivos siguen practicando el «fish bombing». El cuerpo te retumba, sientes un estruendo fortísimo y seco sin ninguna reverberación, la caja torácica se te aplasta y sales a superficie asustado por la brutal experiencia.
¿Cómo se mapea el fondo marino?
Parte de la energía del bombazo penetra en el lecho marino y comienza a producir otras nuevas reflexiones sonaras en diferentes tiempos, dependiendo del espesor y distancias a las que se encuentren las capas de sedimentación. En un informe del «Canadian Journal of Zoology» se analiza que los nuevos equipos de prospección sísmica han doblado la potencia sonora y que el impacto sobre la vida marina es muy preocupante. Si la explosión no es mortal por encontrarse la vida alejada de la explosión, se anula la comunicación entre cetáceos, se alteran o estropean los órganos que les permiten navegar por el océano y localizar la comida, se destruyen los huevos de los peces, las larvas que se convertirían en animales adultos mueren,se revientan las vejigas natatorias de los peces y en general ocurre la aniquilación de la vida y la migración de las especies a otras áreas no afectadas. Tortugas incapaces de oír a barcos por destrucción de sus tímpanos, y cambios drásticos en la vida marina desde una distancia de 500 metros hasta varios kilómetros a la redonda.
Ballenas y delfines que necesitan de su sofisticado sistema de eco-localización no pueden vivir en las zonas afectadas y acaban manadas completas varadas y muertas en las playas. El sonido se transmite muy bien debajo del agua y por ello las explosiones se escuchan nítidamente incluso a centenares de kilómetros. Durante una inmersión de buceo en el arrecife de Tubattaha en las Filipinas, puede también escuchar explosiones con su característico sonido seco y mate. Cuando lo comentamos a los guardas y Rangers de la zona protegida teóricamente por la UNESCO, nos comentaron que eran pescadores piratas norcoreanos, pero debido a la extensión del parque natural y los pocos medios de protección, siguen aniquilando la vida marina a sus anchas.
La barbarie sísmica afecta a las costas africanas
En los próximos meses del año 2.020 la empresa Rosgueo tiene previsto cartografiar por un presupuesto de 400 millones de dólares, 4.000 kilómetros cuadrados a base de explosiones, para registrar los datos sísmicos del fondo marino en Mozambique y la costa Este de África. Pero nadie habla de lo que esto va a suponer para el medio marino. Existe un manifiesto firmado por las empresas petroleras según el cual, se obligan a si mismas a proteger el entorno natural en beneficio de las generaciones futuras y para asegurar la sostenibilidad y la ecología en el desarrollo de la explotación de los recursos petroleros. Un repertorio de buenos propósitos que en teoría deberían hacer cumplir todos los gobiernos de todos los estados del mundo.
La petrolera PetroSA reconoce incluso en su página web el potencial peligro del impacto que acompaña a estos informes sísmicos y de la necesidad de realizar consultoría medioambiental. De nuevo un lavado de cara que apunta a la necesidad de crear zonas de protección medioambiental, dando a entender que el resto es masacrable y explotable. También es necesario que a bordo del barco que lleva a cabo los estudios sísmicos se encuentre un observador y que el área sea observada al menos 30 minutos antes de las explosiones para determinar si hay cetáceos en la zona y poder posponer el trabajo. Los puestos de trabajo prometidos irán directamente a empresas petroleras y no producirá empleos locales.
Por su parte, la empresa SASOL quiere llevar a cabo un estudio sísmico en las provincias de Sofala y Inhambane con el objetivo de encontrar posibles bolsas de gas natural en las hasta ahora prístinas costas de Mozambique.
Detener los estudio sísmicos
Sin embargo, y gracias los cambios en la administración Trump, 5 empresas petroleras tienen luz verde para seguir con las explosiones sísmicas y buscar yacimientos de gas y de petróleo desde las costas de New Jersey hasta las aguas de Florida. Y así sigue la guerra entre las asociaciones de protección del mar y los senadores que por intereses económicos se empeñan en destruir el medio ambiente y el mar. En una reciente revisión de la «National Oceanic Atmospheric Administration», o sea la famosa NOAA, se ha «concluido» y rectificado de forma sorprendente, empujada por intereses y presiones, publicando que las explosiones puede ser efectuadas sin significativos daños a la vida marina y sin poner en peligro a especies protegidas o en vías desaparición. Y para justificarse de alguna manera, la NOAA ha sentenciado que tales explosiones quedan prohibidas durante los meses de Noviembre a Abril, en algunas regiones del Atlántico rutas de migración de las escasas 450 ballenas que cruzan sus aguas.
También será necesario que en los barcos de análisis sísmicos, viaje un observador validado por la NOAA para comprobar lo que ocurra. Las explosiones son de tal potencia que se pueden llegar a registrar a 2.000 millas náuticas del punto de la explosión. Mientras tanto, el estado de Florida, que ya ha tenido que lidiar con derrames desastrosos en el golfo de México, ha prohibido las perforaciones offshore. La duda está en saber la fecha de defunción.
Parte de la energía del bombazo penetra en el lecho marino y comienza a producir otras nuevas reflexiones sonaras en diferentes tiempos, dependiendo del espesor y distancias a las que se encuentren las capas de sedimentación. En un informe del «Canadian Journal of Zoology» se analiza que los nuevos equipos de prospección sísmica han doblado la potencia sonora y que el impacto sobre la vida marina es muy preocupante. Si la explosión no es mortal por encontrarse la vida alejada de la explosión, se anula la comunicación entre cetáceos, se alteran o estropean los órganos que les permiten navegar por el océano y localizar la comida, se destruyen los huevos de los peces, las larvas que se convertirían en animales adultos mueren,se revientan las vejigas natatorias de los peces y en general ocurre la aniquilación de la vida y la migración de las especies a otras áreas no afectadas. Tortugas incapaces de oír a barcos por destrucción de sus tímpanos, y cambios drásticos en la vida marina desde una distancia de 500 metros hasta varios kilómetros a la redonda.
Ballenas y delfines que necesitan de su sofisticado sistema de eco-localización no pueden vivir en las zonas afectadas y acaban manadas completas varadas y muertas en las playas. El sonido se transmite muy bien debajo del agua y por ello las explosiones se escuchan nítidamente incluso a centenares de kilómetros. Durante una inmersión de buceo en el arrecife de Tubattaha en las Filipinas, puede también escuchar explosiones con su característico sonido seco y mate. Cuando lo comentamos a los guardas y Rangers de la zona protegida teóricamente por la UNESCO, nos comentaron que eran pescadores piratas norcoreanos, pero debido a la extensión del parque natural y los pocos medios de protección, siguen aniquilando la vida marina a sus anchas.
La barbarie sísmica afecta a las costas africanas
En los próximos meses del año 2.020 la empresa Rosgueo tiene previsto cartografiar por un presupuesto de 400 millones de dólares, 4.000 kilómetros cuadrados a base de explosiones, para registrar los datos sísmicos del fondo marino en Mozambique y la costa Este de África. Pero nadie habla de lo que esto va a suponer para el medio marino. Existe un manifiesto firmado por las empresas petroleras según el cual, se obligan a si mismas a proteger el entorno natural en beneficio de las generaciones futuras y para asegurar la sostenibilidad y la ecología en el desarrollo de la explotación de los recursos petroleros. Un repertorio de buenos propósitos que en teoría deberían hacer cumplir todos los gobiernos de todos los estados del mundo.
La petrolera PetroSA reconoce incluso en su página web el potencial peligro del impacto que acompaña a estos informes sísmicos y de la necesidad de realizar consultoría medioambiental. De nuevo un lavado de cara que apunta a la necesidad de crear zonas de protección medioambiental, dando a entender que el resto es masacrable y explotable. También es necesario que a bordo del barco que lleva a cabo los estudios sísmicos se encuentre un observador y que el área sea observada al menos 30 minutos antes de las explosiones para determinar si hay cetáceos en la zona y poder posponer el trabajo. Los puestos de trabajo prometidos irán directamente a empresas petroleras y no producirá empleos locales.
Por su parte, la empresa SASOL quiere llevar a cabo un estudio sísmico en las provincias de Sofala y Inhambane con el objetivo de encontrar posibles bolsas de gas natural en las hasta ahora prístinas costas de Mozambique.
Detener los estudio sísmicos
Sin embargo, y gracias los cambios en la administración Trump, 5 empresas petroleras tienen luz verde para seguir con las explosiones sísmicas y buscar yacimientos de gas y de petróleo desde las costas de New Jersey hasta las aguas de Florida. Y así sigue la guerra entre las asociaciones de protección del mar y los senadores que por intereses económicos se empeñan en destruir el medio ambiente y el mar. En una reciente revisión de la «National Oceanic Atmospheric Administration», o sea la famosa NOAA, se ha «concluido» y rectificado de forma sorprendente, empujada por intereses y presiones, publicando que las explosiones puede ser efectuadas sin significativos daños a la vida marina y sin poner en peligro a especies protegidas o en vías desaparición. Y para justificarse de alguna manera, la NOAA ha sentenciado que tales explosiones quedan prohibidas durante los meses de Noviembre a Abril, en algunas regiones del Atlántico rutas de migración de las escasas 450 ballenas que cruzan sus aguas.
También será necesario que en los barcos de análisis sísmicos, viaje un observador validado por la NOAA para comprobar lo que ocurra. Las explosiones son de tal potencia que se pueden llegar a registrar a 2.000 millas náuticas del punto de la explosión. Mientras tanto, el estado de Florida, que ya ha tenido que lidiar con derrames desastrosos en el golfo de México, ha prohibido las perforaciones offshore. La duda está en saber la fecha de defunción.
Jorge Rodriguez Pulido
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