domingo, 11 de diciembre de 2016

Jeroglíficos




Jeroglíficos

La lengua egipcia apareció por primera vez por escrito en torno al año 3300 a.C. y se desarrolló de forma continua como lengua viva hasta el siglo XIV d.C. El idioma experimentó una profunda evolución. En las distintas regiones de Egipto se hablaban diferentes dialectos de la lengua egipcia, en cambio la escritura jeroglífica da una impresión de inmutabilidad. Aunque, se trata de una impresión engañosa, y que a lo largo de la historia egipcia no sólo hubo distintos sistemas de escritura, además de los jeroglíficos, sino que éstos evolucionaron de modo diferente. Aun así, algunos principios básicos de la escritura jeroglífica se mantuvieron siempre vigentes.

Animales, plantas y objetos.

Los jeroglíficos casi siempre en la representación de elementos de la realidad de los antiguos egipcios. Estos signos fueron usados en un principio como logogramas, es decir, signos cuyo significado es el elemento que representan.
Aunque llegaron a crear una gran variedad de jeroglíficos, los egipcios no podían crear uno por cada cosa ni representar gráficamente cosas abstractas. Era necesario encontrar un método para expresar nuevos significados con los jeroglíficos ya existentes.  Por ejemplo, el signo que representa las banderolas situadas en los pilonos –puertas de entrada monumentales– de los templos pasó a designar el concepto de dios, dado que en los templos se guardaba la estatua de la divinidad.
Pero este método seguía siendo insuficiente, por lo que los egipcios terminaron por crear un sistema de escritura fonética. Para ello tomaron como punto de partida los jeroglíficos ya existentes, que empezaron a utilizar de modo parecido a las letras de nuestro alfabeto. Este método de escritura fonética tenía el inconveniente de que había palabras que se escribían igual y que podían confundirse. Para sortear este riesgo los egipcios desarrollaron un ingenioso procedimiento, que consistía en incluir al final de cada palabra un signo para indicar a qué clase de objetos correspondía y distinguirla de esta manera de otras palabras de igual ortografía. Estos signos son los llamados determinativos.

Familias de palabras.

Gracias a los determinativos se podía saber que la palabra en cuestión correspondía, por ejemplo, a un tipo de planta concreta, como se ve en los términos jaq.t «puerros», o tjit «tomillo». Los mamíferos cuadrúpedos se indicaban con un determinativo consistente en una piel de animal y su cola; así se designaba una pantera, aby, un chacal wenesh, o un gato miw. Para identificar los términos abstractos se usaba un determinativo en forma de rollo de papiro sellado, ya que el papiro se asociaba con el pensamiento conceptual. De este modo, el verbo «escribir» se formaba con el signo de la paleta del escriba más el determinativo que indica que se trata de un concepto abstracto. En cambio, el «escriba» se designaba con el mismo signo de la paleta, pero con el determinativo de un hombre sentado, para indicar que era un oficio.

Las palabras podían contar con más de un determinativo, y durante el Imperio Nuevo el número de determinativos empleados en cada palabra se multiplicó. Dado que los jeroglíficos se escribían de forma continua, sin espacios entre las palabras, los determinativos cumplían también otra función no menos importante: la de ayudar a localizar fácilmente el final de cada término.

Distintas combinaciones.

Puede decirse que la escritura jeroglífica consistía en una combinación de signos de distintos tipos. Esto puede ilustrarse en un nuevo ejemplo, el del verbo «salir», pronunciado en egipcio per y que se escribía con dos signos.
El género y el número de las palabras se indicaban generalmente de forma fonética. En cuanto al género, las palabras femeninas terminaban en «t» . Sin embargo, en caso de que el término designase a una persona, el determinativo podía indicar también el género de la palabra, mostrando a un hombre o a una mujer sentados. . El plural, por su parte, se indicaba mediante el fonema w, además de con un determinativo que indica pluralidad.
Los jeroglíficos, pues, más allá de su cautivador efecto estético, se convirtieron en un sistema perfectamente desarrollado de escritura.

Marian Hernández García.

Información sacada de la revista: National geographic. 

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