Una nueva variante del coronavirus está favoreciendo una mayor transmisión de la enfermedad en el Reino Unido. Esto es lo que se conoce hasta la fecha sobre la capacidad del SARS-Cov2 para mutar y sus posibles consecuencias.
Los indicios apuntan a que una nueva variante del SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, está favoreciendo una mayor transmisión de la enfermedad en algunas zonas del Reino Unido. En consecuencia, el Gobierno británico ha decidido endurecer las restricciones en algunas regiones, incluida Londres. Las personas que viven en esas áreas no podrán reunirse con nadie fuera de su domicilio durante las Navidades, mientras que las del resto del país solo podrán juntarse el día 25. El primer ministro Boris Johnson y sus principales asesores científicos han señalado que la nueva variante podría aumentar la transmisión de la COVID-19 hasta en un 70% y aumentar el número de reproducción R en 0,4.
¿Qué sabemos hasta ahora?
Esta nueva variante, conocida como VUI–202012/01 o linaje B.1.1.7, se identificó por primera vez en el condado de Kent el pasado 20 de septiembre. El 14 de diciembre, el secretario de Salud británico Matt Hancock anunció por primera vez la existencia de esta variante, que posteriormente fue confirmada por el Servicio de Salud y por el consorcio británico de secuenciación de la COVID-19 (COG).
La variante ha experimentado ya 14 mutaciones, incluidas siete en la proteína que interviene en la entrada del virus en las células humanas. Se trata de un número relativamente grande de mutaciones en comparación con las muchas variantes del SARS-CoV-2 actualmente en circulación a nivel mundial. Hasta la fecha, los perfiles genéticos, o genomas, de esta variante se han secuenciado y compartido en gran medida desde el Reino Unido, pero hay más casos en Dinamarca y Australia. También se ha informado de un caso en los Países Bajos. Todos estos países han realizado grandes esfuerzos para secuenciar el genoma y es muy posible que estos análisis no reflejen la verdadera distribución de esta variante del virus, que podría existir en otros lugares sin haber sido detectada. Sabremos más a medida que se generen y compartan más genomas.
Gracias a los esfuerzos de intercambio de datos, la vigilancia genómica y los resultados de la prueba de COVID-19 en el Reino Unido, parece que esta variante está comenzando a dominar las versiones existentes del virus y que puede ser responsable de un número cada vez mayor de positivos, sobre todo en las regiones donde se están disparando los contagios.
Siempre es difícil desentrañar la causa y el efecto de las transmisiones. Por ejemplo, los aumentos en la aparición de ciertas mutaciones pueden deberse a que los linajes virales que las portan aumentan en frecuencia solo porque son los que están presentes en un área donde la transmisión es alta, por ejemplo, debido a interacciones humanas. Aunque esto todavía es solo una posibilidad, hay suficientes indicios preocupantes para justificar que esta variante obligue a una caracterización, vigilancia e intervenciones muy cuidadosas para frenar la transmisión.
¿Es más peligroso?
Chris Whitty, director médico de Inglaterra y asesor del Gobierno del Reino Unido, declaró que hasta la fecha no hay evidencia de que esta variante altere la gravedad de la enfermedad. Se está trabajando para confirmarlo.
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