Las muestras genéticas más antiguas secuenciadas hasta la fecha proporcionan nuevas claves sobre la historia evolutiva y la adaptación a climas extremos de estos grandes mamíferos
Un equipo internacional de científicos ha recuperado ADN procedente de los restos de dos mamuts que vivieron hace más de un millón de años en el noreste de Siberia, tienen una antigüedad de alrededor de 1,65 y 1,34 millones de años, respectivamente. Los análisis de sus genomas mostraron que el ejemplar más antiguo pertenece a un linaje desconocido hasta ahora. "Eso nos sorprendió completamente; todos los estudios anteriores indicaban que en ese momento sólo había una especie de mamut en Siberia, el llamado mamut estepario", afirma el autor principal del estudio, Tom van der Valk, investigador del Centro de Paleogenética de Estocolmo. "Pero nuestros análisis de ADN muestran que había dos linajes genéticos y creemos que pueden representar especies diferentes".Los autores creen que el mamut de Krestovka divergió de las otras especies hace entre 2,66 y 1,78 millones de años y que fue el antecesor del mamut colombino, que vivió durante la última glaciación en Estados Unidos y el sur de Canadá y que sería en realidad un híbrido entre el mamut lanudo y este nuevo linaje. Los investigadores sugieren también que los mamuts de Krestovka fueron los primeros en colonizar Norteamérica, hace unos 1,5 millones de años.
Extraer el ADN de las muestras fue todo un reto; los investigadores consiguieron recomponer la información genética a pesar de que sólo quedaban cantidades muy reducidas, ya que el material genético se degrada en millones de fragmentos muy pequeños. Anteriormente los restos de un caballo que vivió hace entre 560.000 y 780.000 años en el Yukón (Canadá), era el fósil más antiguo del que se había recuperado información genética.
En este caso, para determinar la antigüedad de los tres ejemplares, los científicos recurrieron tanto a información del entorno (bioestratigrafía) como a la técnica del reloj molecular, que se aplicó al ADN mitocondrial en los tres ejemplares y al ADN nuclear de los dos más recientes. "El ADN antiguo tiene varias complicaciones; se encuentra muy degradado, lo que hace que en una determinada muestra haya muy pocas moléculas de ADN" explica Díez del Molino. "Utilizamos métodos específicamente diseñados para recuperar moléculas de ADN extremadamente cortas". Otra dificultad es la contaminación por parte de bacterias, hongos y otros organismos que habitan en la misma matriz en la que se encuentran los restos. "Además también es muy fácil contaminarlas con ADN humano, durante los trabajos de campo o en el laboratorio".
También fue la última vez que los polos magnéticos de la Tierra cambiaron de lugar. "Una de las grandes preguntas ahora es hasta dónde podemos retroceder en el tiempo", se interroga Anders Götherström, profesor de arqueología molecular en el Centro de Paleogenética. "Todavía no hemos llegado al límite; se podría recuperar ADN de hace dos millones de años, tal vez remontarnos hasta 2,6 millones. Antes de eso, no había permafrost en el que pudiera conservarse el ADN antiguo"
Carmen García
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