jueves, 28 de noviembre de 2013

LA CUEVA DE LOS MIL BUDAS

ESPECIALIDAD: Arqueología, geografía.
TÍTULO: Las Cuevas de los Mil Budas.
REVISTA: National Geographic España.
FECHA: Junio 2010.
RESUMEN:

Las cuevas de Dunhuang, las grutas de Mogao, o las cuevas de los mil budas.
Un bosquecillo de álamos bajo las dunas del desierto de Gobi revela la presencia de un río estacional y un risco de kilómetro y medio de longitud excavado por sus aguas. En el siglo IV los budistas comenzaron a abrir cuevas en la pared rocosa y a decorarlas con pinturas y estatuas.

Excavadas entre los siglos IV y XIV, las grutas han resistido los embates de guerras, pillajes, inclemencias meteorológicas y abandono. De las casi 800 cuevas cinceladas en la cara del acantilado, 492 están decoradas con más de 46.000 de exquisitos murales. También el interior está adornado con más de 2.000 esculturas

 Las cuevas las descubrió en el año 629 el peregrino Xuanzang, quien  realizaba la Ruta de la Seda cuando se encontró con Dunhuang, a sus 16 días de viaje.
El origen de las cuevas fue una visión de luz. Una tarde del año 366, un monje errabundo llamado Yuezun vio mil budas de oro centelleando en un despeñadero. La visión lo movió a excavar en la roca una pequeña celda de meditación, pero tras él llegaron otros, y de esas grutas primitivas viene el nombre de ''Cuevas de los Mil Budas''. En el siglo XX, un sacerdote taoísta llamado Wang Yuanlu, descubrió, cuando los obreros despejaban una duna, la cueva secreta de una pequeña cueva abarrotada de manuscritos, pero a Wang se le dio la orden de sellar la cueva con todo su contenido. Más tarde, en  1907, Aurel Stein, un estudioso húngaro, ''engañó'' a Wang para llevarse los documentos. Stein partió hacia Inglaterra con 29 maletas llenas de manuscritos, pinturas y reliquias, y con el rencor eterno de China.
 El botín de Stein reveló un universo multicultural de insospechado dinamismo. Había manuscritos valiosísimos, y otros no tanto, pero igualmente útiles, como contratos de compraventa de esclavos. En los textos se identificaron casi una docena de idiomas.


Uno de los momentos más importantes de la creación artística de Mogao tuvo lugar entre los siglos VII y VIII, una época de apertura y consolidación del poder en China. La Ruta de la Seda estaba en su apogeo, florecía el budismo y Dunhuang guardaba lealtad a la capital china. Los pintores de cuevas de la dinastía Tang exhibían un decidido estilo chino, cubriendo las paredes de preciosistas narraciones budistas cuyo color, dinamismo y naturalismo infundían vida a un imaginativo paisaje.
Miles de budas brillan sobre los muros de las grutas, vestidos con centelleantes ropajes de oro importado. Por las paredes pinturas increíbles que no parecen haber salido de las manos de un ser humano. Sus murales, esculturas y manuscritos ofrecen un retrato de la sociedad multicultural que por allí pasaba.
El propósito de todo este color y dinamismo era mostrar a los peregrinos la belleza de la Tierra Pura.

<<La importancia histórica de Mogao es inconmensurable, al hallarse situada en un punto de tránsito de la Ruta de la Seda, apenas se encontrará una pared que no dé fe de la mezcla de elementos chinos y extranjeros.>>
<<Las cuevas son una cápsula del tiempo de la Ruta de la Seda>>  dice la arqueóloga Fan Jinshi, directora de la Academia de Dunhuang, la institución que supervisa la investigación y conservación del monumento y la actividad turística.

En la actualidad, los turistas hacen cola para ver el arte de las grutas, abiertas al público desde 1980.
Además, el gobierno chino ha invertido 200 millones de yuanes en los trabajos preliminares de la obras de construcción de las "Grutas virtuales de Mogao". Como su nombre indica, estas cuevas permitirán a quienes las visiten experimentar la sensación de que entran en las cuevas auténticas y ver claramente sus construcciones, esculturas y murales. Según los expertos, la construcción de las grutas virtuales no sólo contribuirá a evitar el deterioro de este antiguo tesoro del arte budista, sino que facilitará el registro y la conservación de las piezas que lo componen.

Así, por suerte, hoy conservamos el mayor tesoro del budismo. Pinturas, esculturas y pergaminos que nos enseñan un montón de cosas, y la multiculturalidad presente en el lugar y en su estilo.

DANIEL HINJOS GARCÍA 4º A


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