miércoles, 3 de junio de 2015

El reservado cardo santo

                    EL RESERVADO CARDO SANTO

Revista: Quercus

Número: 338

Especialidad: Geología



El cardo santo es una de esas hierbas que suelen pasar desapercibida pues alcanza escasa estatura y tiene una discreta floración amarillenta. Estos rasgos hacen que el cardo santo sea una planta desconocida.
Se utilizó en botánica para numerosos fármacos de cura de enfermedades.
Esta especie es de origen mediterráneo y se extiende desde la península ibérica hasta el mar Caspio abarcando las zonas de influencia mediterránea. No obstante, fue introducida también en regiones del centro y norte de Europa. Hoy en día puede encontrarse también en lugares como Australia oriental, Estados Unidos y Suramérica. Crece en entornos humanizados, cerca de caminos y al borde de los cultivos de secano.
El cardo santo gusta de tierras secas y pleno sol lo que hace que no sobrepase los 1000 metros de altitud. Su parte aérea es muy velluda lo que proporciona una defensa contra los rayos de sol. Las hojas externas cubren sus márgenes con espinas punzantes. Estas defensas hacen que los animales herbívoros no presten atención a estas plantas. Cuando comienza la primavera aparecen al final de sus tallos unas flores amarillentas que pronto se convierten en semillas y movidas por la brisa, se alejan de su progenitor.
Actuales investigaciones han demostrado que no posee las santas propiedades curativas que se le atribuyeron antiguamente pues solo tiene remedio a unos pocos males. Sus hojas contienen cnicina con propiedades aperitivas, estomacales, antibióticas, diuréticas, febrífugas y antiinflamatorias.
Este cardo también ha sido utilizado desde un tiempo como alimento pues sus hojas tiernas se han empleado en ensaladas y hay quien dice que sus flores tienen un sabor similar a las alcachofas.
CAROLINA DOMÍNGUEZ PUERTAS

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