lunes, 12 de marzo de 2018

LAS PULGAS DE AGUA DESAROLLAN TOLERANCIA AL CALOR


La velocidad de respuesta al cambio climático, tanto de especies como de ecosistemas, debe ser rápida para frenar las actuales tasas de extinción. Las pulgas de agua son un buen ejemplo, pues su tolerancia térmica al calentamiento reciente de las aguas continentales puede evolucionar con notable rapidez.


Las pulgas de agua son unos pequeños crustáceos planctónicos del orden Cladocera, presentes en la mayor parte de las aguas dulces del mundo. Pueden reproducirse sexualmente o por partenogénesis y, en este último caso, los descendientes son clones genéticamente idénticos a sus madres. Una vez liberados, los huevos se enquistan y pueden mantenerse latentes durante décadas en el sedimento.


Geerts hizo dos experimentos; En el primero, de selección artificial, puso distintos clones de pulgas de agua en unos grandes tanques sometidos a diferentes regímenes de temperatura. Unos se mantuvieron a temperatura ambiente y otros se calentaron durante dos años. Las pulgas de aguas viven unos meses, por lo que durante esos dos años se sucedieron varias generaciones y fue posible medir los cambios genéticos que heredaban. Para el otro experimento, “resucitaron” pulgas de agua que habían permanecido enterradas, pero latentes, en los sedimentos del lago Las comunidades del lago se habían visto sometidas a temperaturas más cercanas a sus límites fisiológicos.

REVISTA: Quercus, Diciembre 2017
Paula González Cividanes

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