martes, 16 de diciembre de 2014


ESPECIALIDAD: Biología.
TÍTULO: Érase una vez un Dragón.
REVISTA: National Geographic España.
FECHA: Enero 2014.
RESUMEN:


Por supuesto que existes dragones en la tierra, los dragones de Komodo, los lagartos más grandes del mundo.

En un principio, estos dragones estaban solos, nadie los había estudiado y vivían por libre, sin molestia humana, pero todo cambió cuando el biólogo y profesor de la Universidad de Florencia, Claudio Ciofi, llegó a Indonesia en 1994 a acabar su doctorado sobre los dragones. Entonces los vio de cerca, quedó hechizado y decidió ampliar su investigación sobre ellos. Cioifi nos ha ofrecido la mayor parte del conocimiento que hoy tenemos sobre dragones y trabaja para aumentar sus probabilidades de sobrevivir a los conflictos del s. XXI que los acechan. Pues aunque pueden medir hasta tres metros y pesar casi 90 kilos, son vulnerables a los problemas que castigan a tantos otros animales.

Vive entre 30 y 50 años, casi todo el tiempo solo y en un área sumamente reducida: solo habita en unas cuantas islas del Sudeste Asiático, todas ellas indonesias.




Temido por animales y personas, es un ávido cazador capaz de alcanzar los 19 kilómetros por hora en carreras cortas. Se embosca para cazar a sus presas, a las que ataca por sorpresa, desgarrándoles el cuerpo por la parte más tierna, normalmente el estómago, o les arranca una pata. De su boca mana una saliva venenosa que impide la coagulación de la sangre, y las víctimas se desangran en seguida. Si la presa logra huir, es probable que la herida se infecte. De un modo u otro, la muerte está casi asegurada. Y los dragones pueden ser muy pacientes para después darse un festín.

También son carroñeros. Alimentarse de carroña gasta menos energía que cazar, y los dragones son capaces de detectar el olor de un cadáver putrefacto a varios kilómetros. Aprovechan casi todo.


Estos animales tienen su historia, claro, han convivido con la gente de las aldeas cercanas a su hábitat durante mucho tiempo, a veces en paz, y otras no.

Aunque sea un devorador muy peligroso, son escasos los accidentes con humanos, pero han sucedido. El último, en 2012, un dragón de dos metros entró en una oficina del Parque Nacional de Komodo y mordió a dos guardas forestales. Aun así, se le considera un animal carismática, no muy malvado e interesante.

Ahora no quedan muchos ejemplares, y los que quedan están repartidos entre los zoos y el Parque Nacional de Komodo (KNP). También se están intentando realizar apareamientos para que la especie continúe, aunque según aseguran algunos científicos, ''Podríamos romper la integridad evolutiva al interferir en el camino natural de los animales''.



ANA BENITO BENITO 4ºA

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