martes, 16 de diciembre de 2014

Titulo: Celacantos, Fósiles vivientes.

 Revista: National geographic.

Número: Noviembre 2011


En 1938 Marjoire Countenay-Latimer, una conservadora de un museo sudafricano, vio la captura de una extraña criatura con gruesas escamas, extrañas aletas y un lóbulo de más en la aleta caudal. Había redescubierto un Celacanto, creído extinguido desde finales del cretácico junto a los dinosaurios. Éste había sobrevivido en las profundidades del océano durante milenios.

No solo se ha encontrado uno, si no que varios en zonas aisladas del Índico, puede ser que no haya muchos más de 1.000 o tal vez de 10.000. Por la profundidad de su habita solo ha podido ser fotografiado desde sumergibles tripulados o teledirigidos. Fue fotografiado por primera vez en el 2000 y en 2010 un equipo entrenado, realizo inmersiones profundas para fotografiar la colonia que vive en la bahía de Sodwana en Sudáfrica.

Su anatomía es muy antigua, puede medir hasta dos metros de largo y pesar casi 90 kilos. Tiene un notocordio, tubo elástico, hueco y resistente lleno de fluido, que hace como columna vertebral. Tiene un parto múltiple de hasta 26 crías que nacen desarrolladas, esta gestación puede durar un año o más. Tiene aletas lobuladas y un órgano rostral que le sirve probablemente para percibir impulsos eléctricos y así localizar sus presas en la oscuridad. Tiene una capa cristalina detrás de la retina que refleja la luz. La primera aleta dorsal le proporciona estabilidad al nadar.


Estos animales son nocturnos, viven a profundidades entre 90 y 120 metros y se alimentan de peces calamares y pulpos. Sus movimientos son lentos y gráciles.


Alicia Casado Blanco 4ºA

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