Hace un par de años, a finales del
verano de 2016, llamó la atención de Francisco Gragera que un centenar de
gaviotas reidoras llegaran volando en plena noche y se posaran en el mar, a
varias decenas de metros de la playa de Torre Mar, en Málaga. Las aves estuvieron
allí un rato, mecidas por las olas, hasta que levantaron el vuelo y se
acercaron a la orilla. En tierra se pusieron a revolotear y a cazar insectos.
Luego volvían un rato al mar, hasta que se repetía la operación. Lo primero que
le llamo la atención es que una gaviota tan escandalosa como la reidora (de ahí
su nombre) se mantuviera en completo silencio durante esos lances nocturnos de
caza. Y lo segundo, que hubiera elegido una zona tan rara. Eso sí, allí también
cazan insectos los chotacabras cuellirrojos, justo en la orilla del mar. Al
parecer, las gaviotas procedían de algún lugar situado más a este, pues durante
el día apenas se dejaban ver.
REVISTA: Quercus, Marzo 2018
Paula González Cividanes
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