Algunas hierbas suelen pasar desapercibidas entre otras de mayor envergadura, más aguerridas. Sin embargo, todas ellas cumplen un papel ecológico relevante que ayuda a restaurar los paisajes alterados.
Las plantas, en efecto, aguardan la más mínima oportunidad para volver a establecerse en los espacios de donde han sido desalojadas. Una capacidad de recuperación basada en la sucesión vegetal y la facilitación entre especies. Las primeras plantas en llegar modifican el ambiente y permiten que otras menos tolerantes puedan prosperas.
Tanto los condicionantes del entorno como el uso que se haga de la pradera en cuestión favorecerán a unas especies y perjudicarán a otras.
Si tenemos la suerte de localizar una pradera con mucho sol, poca agua y suelo alterado, es muy probable que dentro del elenco de especies encontremos una pequeña y discreta amapola. Es frecuente confundirla con la amapola común, pero se trata de su hermana pequeña, la amapola triste o mestiza.
REVISTA: Quercus,mayo 2018
Carolina Crespo Cruz
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